Ayer impartí un curso sobre Emoción y Trabajo en Equipo en el cual pudimos tomar conciencia de cuales son muestras emociones para poder responsabilizarnos de las mismas y así poder actuar. Cualquier cambio que queremos producir en nuestro sistema pasa por el reconocimiento y aceptación de nuestras emociones. Si yo no cambio de actitud difícilmente se producirán cambios en mi sistema.
La ley del boomerang o de la correspondencia dice:
Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo. Eric Fromm
Quiero compartir con todos este relato que creo que refleja muy bien el efecto boomerang a nivel emocional.
Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con una inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate. Sabiendo de la fama del viejo samurái, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible.
El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible.
Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró.
Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.
-Si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? -preguntó el samurái.
-A quién intentó entregarlo -respondió un discípulo.
-Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
Hola Montse:
Excelente relato que nos muestra que nosotros somos los responsables de nuestras emociones.
Cuando me encuentro con alguien cuyo estado emocional está “disparado” le suelo preguntar que le ocurre a lo que normalmente me responden que “fulanito o menganito me ha hecho o a dicho….” y yo le respondo ¿Por qué le diste tu mando a distancia emocional?
Si nos quedamos con nuestro “mando a distancia” emocional y no se lo damos a los demás, es muy probable que nos ocurra como el anciano del relato. No son las cosas que suceden sino como las interpretamos las que nos situan en un estado emocional tranquilo o disparado negativamente.
Me gustó el cuento.
Un cálido saludo digital Montse 🙂
Gracias José Ignacio, a veces las cosas contadas de manera sencilla como los cuentos o relatos tienen mayor repercursión en las personas, ya que van directamente al inconsciente, y por supuesto debemos responsabilizanos de nuestras emociones, pensamientos y actuaciones.
Un placer estar en contacto con personas como tú.
Muy buen relato Montse para mostrar lo que es la inteligencia emocional. Pensar con esa actitud y llevarlo a cabo nos hace fuertes en nuestro dia a dia, a pesar de los inconvenientes qué nos podamos encontrar. Gracias
Montse muy interesante el relato, a veces es dificil mantener la capacidad de aguante del samurai y la tecla salta antes, pero es bueno saber que la paciencia y la calma te pueden ayudar bastante.
Jesús Mari
Es verdad Jesus, pero creo que la debemos cultivar más. Un saludo. Montse